miércoles, 31 de enero de 2018

Niños en la puerta de un Microbús, olvidándose de soñar. Por James Rivas

La pobreza en Venezuela se puede describir como el producto de la irresponsabilidad gubernamental, generadora de políticas públicas populistas que han dado nacimiento a una sociedad sumisa a la manutención de un Estado paternalista, que a su vez, da origen al caos social, buscando obtener control y dominio absoluto sobre la población. En otro orden de ideas, es producto de un Estado que ha alimentado la irresponsabilidad social, convirtiendo a gran parte de la sociedad venezolana en poco productiva y altamente conformista.


Los niños representando la parte más sensible de la sociedad, sin duda son los más vulnerables a estos efectos sociales, donde por ejemplo, hoy en día han quedado a un lado por pensarse que hay cosas más importantes que protegerlos, olvidando así, que los niños determinan categóricamente el futuro de cualquier nación. Esta opinión suena un poco disparatada, cuando en Venezuela contamos con una de las leyes de protección de Niños, Niñas y Adolescentes modelo de Latinoamérica.

En la actualidad, vivimos la peor crisis polifacética de la historia venezolana, producto de las malas políticas que antecedieron a este desastre de gobierno y, claramente de manera directa, producto de la ineptitud e incapacidad de los políticos que nos gobiernan desde Hugo Chávez.

Esta grave crisis de la cual les vengo hablando en anteriores artículos, ha sido una situación ladrona de sueños a niños y a jóvenes que hoy se debaten su futuro en las calles de nuestro país tratando de sobrevivir, pensando que el estudiar y el superarse dentro de un aula de clases es una total tontería.

Mientras varios niños deberían estar preocupados por jugar, tomar tetero o sencillamente realizar sus tareas, vemos como el abandono social y familiar los ha llevado a la puerta de un microbús, buscando así, olvidarse de soñar y lograr generar alguna entrada de dinero que pueda servir para cubrir cierta necesidad personal o familiar; entre tanta indolencia y necesidad, se le violan diariamente los Derechos Humanos a nuestros infantes.

Es triste presenciar como el trabajo de recolectar el pasaje urbano en las unidades de transporte, que si bien es cierto es un trabajo honrado, se presta para distraer a nuestros infantes de sus verdaderas responsabilidades, y peor aún, ver como a veces se presta para hacerlos “hijos de la calle”, debido a la carencia que puedan tener en sus familias, es por ello que en este momento se hace propicio mencionar que la descomposición social actual, también proviene de la desfigurada imagen que hoy en día se tiene de la familia.

El gobierno nacional, como de costumbre, se aleja abismalmente de darle un giro a esta realidad, y una demostración de ello, es que hace unos días ofreció un bono de 700.000,00 bolívares a las ciudadanas que estén en estado de embarazo, decisión que es repugnante y además precaria ante la necesidad que se atraviesa.

Con una tendencia hacia el caos y hacia la destrucción, no queda otro camino que felicitar a los cuerpos oficiales con competencias en materia de Niños, Niñas y Adolescentes que estén haciendo su trabajo, al igual que, instar a padres y representantes a que no permitan que sus hijos cambien los juguetes ni los libros, por el trabajo y una vida no acorde con su edad.


Ya vendrán tiempos mejores, donde el ver a un niño en el abandono o trabajando a temprana edad sea un escándalo y no una costumbre, recuerden que si cuidamos a nuestros infantes estaremos cuidando un futuro próspero y de armonía para nuestro país.

@jamesrivast

No hay comentarios:

Publicar un comentario