La
pobreza en Venezuela se puede describir como el producto de la
irresponsabilidad gubernamental, generadora de políticas públicas populistas
que han dado nacimiento a una sociedad sumisa a la manutención de un Estado
paternalista, que a su vez, da origen al caos social, buscando obtener control
y dominio absoluto sobre la población. En otro orden de ideas, es producto de
un Estado que ha alimentado la irresponsabilidad social, convirtiendo a gran
parte de la sociedad venezolana en poco productiva y altamente conformista.
Los
niños representando la parte más sensible de la sociedad, sin duda son los más
vulnerables a estos efectos sociales, donde por ejemplo, hoy en día han quedado
a un lado por pensarse que hay cosas más importantes que protegerlos, olvidando
así, que los niños determinan categóricamente el futuro de cualquier nación.
Esta opinión suena un poco disparatada, cuando en Venezuela contamos con una de
las leyes de protección de Niños, Niñas y Adolescentes modelo de Latinoamérica.
En
la actualidad, vivimos la peor crisis polifacética de la historia venezolana,
producto de las malas políticas que antecedieron a este desastre de gobierno y,
claramente de manera directa, producto de la ineptitud e incapacidad de los políticos
que nos gobiernan desde Hugo Chávez.
Esta
grave crisis de la cual les vengo hablando en anteriores artículos, ha sido una
situación ladrona de sueños a niños y a jóvenes que hoy se debaten su futuro en
las calles de nuestro país tratando de sobrevivir, pensando que el estudiar y
el superarse dentro de un aula de clases es una total tontería.
Mientras
varios niños deberían estar preocupados por jugar, tomar tetero o sencillamente
realizar sus tareas, vemos como el abandono social y familiar los ha llevado a
la puerta de un microbús, buscando así, olvidarse de soñar y lograr generar alguna
entrada de dinero que pueda servir para cubrir cierta necesidad personal o
familiar; entre tanta indolencia y necesidad, se le violan diariamente los Derechos Humanos a nuestros infantes.
Es
triste presenciar como el trabajo de recolectar el pasaje urbano en las
unidades de transporte, que si bien es cierto es un trabajo honrado, se presta
para distraer a nuestros infantes de sus verdaderas responsabilidades, y peor
aún, ver como a veces se presta para hacerlos “hijos de la calle”, debido a la
carencia que puedan tener en sus familias, es por ello que en este momento se
hace propicio mencionar que la descomposición social actual, también proviene
de la desfigurada imagen que hoy en día se tiene de la familia.
El
gobierno nacional, como de costumbre, se aleja abismalmente de darle un giro a
esta realidad, y una demostración de ello, es que hace unos días ofreció un
bono de 700.000,00 bolívares a las ciudadanas que estén en estado de embarazo,
decisión que es repugnante y además precaria ante la necesidad que se
atraviesa.
Con
una tendencia hacia el caos y hacia la destrucción, no queda otro camino que
felicitar a los cuerpos oficiales con competencias en materia de Niños, Niñas y
Adolescentes que estén haciendo su trabajo, al igual que, instar a padres y
representantes a que no permitan que sus hijos cambien los juguetes ni los
libros, por el trabajo y una vida no acorde con su edad.
Ya
vendrán tiempos mejores, donde el ver a un niño en el abandono o trabajando a
temprana edad sea un escándalo y no una costumbre, recuerden que si cuidamos a
nuestros infantes estaremos cuidando un futuro próspero y de armonía para
nuestro país.
@jamesrivast
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